sábado, 11 de diciembre de 2010

LA CURIOSIDAD, EL GATO Y EL 'MOUSE'

“¡Aaaanda paaallll… !!!! ¡Que cara’ es esto!!!!!”

Aquella exclamación en voz alta me salió del alma y se tuvo que haber escuchado en el vecindario cuando leí en mi perfil de Facebook: “A Carlos Rubén Rosario le gusta 'OMG! Look what happens when father catches daughter on her webcam'".   




El mensaje es lo de menos. La sugerente y seductora imagen en el recuadrito era lo que preocupaba. Y a esa hora, a juzgar como corre la información en el newsfeed del Facebook, ya medio mundo tenía que haber sabido lo que a mí supuestamente me gustaba, con foto incluida.

Me explico: un par de horas antes, curioseando por la web, veo el susodicho mensaje en el muro de la página de un compañero reportero gráfico. Usted sabe, menciona al padre, la hija, la webcam...  No me va a decir que la curiosidad no le pica a uno…  Digo, no quisiera yo estar jamás en la situación del pobre padre. Uno que tiene hijos adolescentes, se identifica y oprime el enlace para ver qué hay. Que recuerde, hasta ese momento, no vi imagen alguna. Sólo un mensaje de advertencia al fuerte contenido y todo ese  "bla, bla, bla" en cuanto a los menores de 18 años, etc., etc. Nada  decía de no abrirlo en horas de oficinas, pero no hizo falta. El mensaje me hizo desistir del intento. Deje a un lado la curiosidad y seguí mi rutina normal, haciendo mi trabajo en una página oficial de Facebook de la empresa para la que trabajo.

Por eso cuando a media mañana regresé a mi página de Facebook y saltó a mi vista aquel  “A Carlos Rubén Rosario le gusta…”  no me dio tiempo a pensar “pero si yo no apreté ningún botón”, porque la imagen del recuadro me gritaba: "Culpable, Culpable, Culpable. Ahora, mira a ver cómo resuelves."

Allí estaba la foto a la vista de todos, en mi sección de páginas favoritas el recuadrito. Un detalle del perfil de una nalga en pose sugerente y a media cacha un asomo de faldita, en cuadrados rojos, sugiriendo un uniforme escolar…  Caí en desesperación. Y cómo diablos saco eso de ahí….   Le pedí ayuda a Francisco Matos, un compañero de trabajo. Tampoco el encontró el botón de eliminar la página o el “ya no me gusta” para aminorar el daño hecho.  Gracias, por nada.

Francisco me consoló diciendo:  “Olvídese jefe, llame a su esposa y aguante lo que le diga, porque a esta hora todo el mundo tiene que haber recibido el mensaje con la fotito”. O sea, que había quedado como un depravado, un degenerado… Y para colmo, ni siquiera llegué a ver el contenido de  la condenada página.

Llamé a mi esposa, le conté mi situación y  le pregunté cómo sacar el recuadrito con la foto de mis páginas favoritas. Fue condescendiente conmigo. De esas amabilidades que confunden.  Lo único que me dijo fue: “Eso es un virus, o te están jackeando la computadora”. Me despacho rápido y me enganchó el teléfono. Vaya consuelo…   Hubiera preferido que al menos  mi esposa me dijera “eso te pasa por enfermo sexual”. Aunque no tuviese razón.


 Me dejó allí, así como así con la foto de la nalga que casi hablaba. Lo que me faltaba era buscar Lestoil para sacar aquel "sucio difícil" que se resistía a salir.

Aun hoy la página sigue ahí y mi compañero me pregunta al saludarme con cierta burla: "¿Y qué, jefe? ¿Fueron los federales anoche a su casa???"

Al menos tengo esta defensa:  “Señor juez, no mire la página del panticito que se asoma por la faldita. Fíjese en mis otras siete páginas favoritas: la de Gerardo’s Café, mi rinconcito de estar con mi esposa y amistades;  la del Instituto de Prensa, otras propias de amistades como la de Uka Green (Cuarenta y tantos), Carmen Dominicci, Carlos Merced: un boricua en el exilio y 787 NewsNetwork, que es un proyecto de mi hijo mayor de noticias en las redes sociales. ¿Usted no cree, su señoría, que una de esas cosas no va con las otras? De otra parte, ¿me ve cara de depredador, de sádico?  Míreme bien. Con honestidad, señor juez.”

No es la primera vez que mi nombre queda en entredicho en Facebook. Hace un tiempo, alguien posteó un video de YouTube con un extracto de un noticiario de la televisión española sobre un incendio. Usted sabe que los españoles no tienen pelos en la lengua y dicen las cosas como son: al pan, pan y al vino, vino. Al parecer desde chiquitos son así. En el vídeo, como decía, presentan la noticia de un incendio en un vecindario y de cómo un chavalito da la alerta del siniestro. Jolines!

Allá el pequeño, sin encomendarse a nadie muy cándidamente y con todas las zetas habidas y por haber, dijo ante la cámara: “Estaba cagando… y olía a humo. Me limpié el culo y corrí…”   Ya usted sabe. Lo demás, el cuento de cómo aquel fondillo inquieto salvó a las casas del  barrio de quedar achicharradas.

Pues bien, la candidez del niño me pareció graciosa y después de compartir el contenido del extracto del vídeo con mi esposa, hice mi primer intento de postear un video.  Inolvidable debut. Puse título al mensaje, busqué el encasillado que daba a escoger entre "amigos", "amigos y sus amigos" y "todos". Con un leve toque de botón oprimí “Todos”, muy feliz de romper la barrera de dinosaurio anti-tecnológico y ajeno a las consecuencias de mi acción.



“Allí estaba la foto a la vista de todos, en mi sección de páginas favoritas el recuadrito. Un detalle del perfil de una nalga en pose sugerente y a media cacha un asomo de faldita, en cuadrados rojos, sugiriendo un uniforme escolar…"

No supe de mi error hasta que fue demasiado tarde. Mi esposa fue la primera que se dio cuenta y en el desespero me ayudó a enviar un mensaje a mis amistades y a toda la humanidad para aclarar mi última tragicomedia. No podía creerlo.

A esa hora, Raymundo y to’ el mundo habrían sabido por el "newsfeed" de lo orgulloso que pregonaba por internet las intimidades de mi higiene inodorística. En el muro de todos estaba el recuadro de mi foto de profile  sin ningún mensaje adjunto. Nada. Todo en blanco. Excepto un pequeño detalle.

Yo, que odio ver cómo la gente cacarea en su status de internet todo lo que hace, me mostraba allí, como el campeón de la indiscreción. Mi foto de profile no daba pie al equívoco. Justo al  lado sólo estaba el título del video que se suponía estuviera adjunto, con letra negra, negrísima, como si fuera mi status escrito con la mayor crudeza del mundo:  

"Estaba cagando y me limpié el culo".




Derechos Reservados Carlos Rubén Rosario 2010

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