jueves, 9 de diciembre de 2010

EL CORREO DE LA SUERTE



Roselyn Gilbert

Abidjan, Cote d’Iviore
Africa Occidental

Querida Roselyn Gilbert: (¿O debo llamarla “muy estimada”?)

Comienzo sin rodeos: Acabo de recibir su correo electrónico. Gracias por incluirme para compartir su herencia de $3,500 millones. 

Y disculpe la crudeza, pues no estoy para rodeos. Me dice en su carta que tiene una sentencia médica de ocho meses de vida por su cáncer en el corazón. Espero no haber llegado tarde y haber podido responder a tiempo. (Wao, $3,500 millones!!!! Una “purruchá”, dicen en mi pueblo. ¡Con $1 millón me conformo! No puede ser que me haya pegado en esta lotería! Pero quién diablos será Roselyn… y de dónde la conozco…)

Gracias Hermana por sus saludos, como bien dice usted, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Se le devuelven.(Dios mío, alguien que me diga quién es Roselyn. Cuánto me tocará de esa herencia... Ya era hora, porque con este sueldo gubernamental llevo tres años aspirando a llegar al menos a ser clase media baja!)

"Le estoy enviando el adelanto que me pidió con mi nombre completo y dirección residencial y postal para que me apruebe como nuevo beneficiario de este fondo." 
Me dice usted que vive en Kuwait… (Ahora que lo pienso, no será esta Roselyn Pagán, la única Roselyn que conocí personalmente, aquella niña adelantadita para su edad, la más alta de cuarto y quinto grado y la de la falda más corta... No, no puede ser Roselyn Pagán. Esta dice ser misionera cristiana.)

Siento mucho la muerte de su esposo William. (Chico, no seas hipócrita que ni los conoces. William… William… William Gilbert, conozco a Rodríguez, Montalvo… William Elías sería capaz… pero ese sí que está vivo y sus tres esposas son misioneras. Pero Gilbert… Gilbert, de dónde los conozco, porque si la viuda y ahora moribunda me escribió es que me conoce de algún lado.)

Usted me perdona pero, para serle franco, su español no es muy bueno y no entiendo mucho cuando me dice que “estuvimos casados sin un niño mi esposo murió después de una breve enfermedad que duró sólo uno y cuatro días”. Sé que tiene que haber sido un golpe duro que se le muera el marido y uno no pueda precisar cuando fue, si fue hace un día, en un “in between” de dos días y medio o quería decir 14. 


(Qué estupidez le acabo de decir. Mejor lo borro.)

Comprendo, hermana Roselyn, que quiera repartir la herencia a falta de un hijo, pues me explica que los parientes de su marido no son cristianos y no quieren que el dinero sea utilizado por los ‘unbelievers’ esos que usted menciona. Créame, señora, mi cristiandad es incólume e insobornable y hágale caso a su marido y como le dijo, manténgase lejos de esos familiares de él. 


(Así. Sin misericordia: o les toca a ellos o te quedas sin nada.)

Menciona además que el dinero está depositado en un banco de Abidján, Cote d'Ivoire. Para serle franco ni sabía que eso existía. Pero $3,500 millones debe ser como el presupuesto de Estados Unidos, supongo.

(Me siento como cucaracha. Si malo es cuando uno no recuerda a una persona que le saluda, peor es cuando no tiene ni p… idea de quién le escribe para ‘tirarle’ con algo de la herencia. Pero es esto, o seguir comiendo espaguetis de pote antes de la quincena.) Me dice usted que desde su muerte “he decidido no volver a casarse o conseguir a un niño fuera de mi hogar conyugal”. (Definitivamente, no es Roselyn Pagán, aquella niña crecidita para su edad, visionaria y adelantada a su época.)

No le quito más tiempo. Tal como me solicita, le estoy enviando el adelanto que me pidió con mi nombre completo y dirección residencial y postal para que allá se emita la declaración jurada del Ministerio de Justicia y me apruebe como nuevo beneficiario de este fondo. Entonces, lo que resta será esperar por el contacto del banco en Abidján. 

Finalmente me conmueven sus palabras cuando dice literalmente “Quiero que tú y la Iglesia y la organización a orar siempre para mí porque el Señor es mi Shephard. Mi felicidad es que viví una vida de un cristiano digno. Quiero que mi respuesta de inmediato, ya que cualquier demora en su respuesta me dé habitación en búsqueda otra iglesia u organización para este mismo propósito. Atentamente su hermana en Cristo”.

(Tecla de SEND… y se fue.)

Y ahora, resuelto esto, y con alguna tajada de los $3,500 millones que vendrán para mi bolsillo sólo me resta hacer algo:

“Estimado patrono: Presento mi renuncia. Al momento. Irrevocable. Así que, por mí, usted ahora se puede ir al mismísimo…”


Derechos Reservados Carlos Rubén Rosario 2010

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