domingo, 28 de noviembre de 2010

MI GABRIELLA ALEXANDRA

Te asomas por el pasillo como quien se presenta triunfante a un escenario, pie derecho en posición de ballet, al frente en punta. Alzas la falda a los lados y te muestras a nosotros cuán hermosa eres, buscando aprobación del arreglo que te hiciste. Tus ojos grandes resaltados, pintalabios rosáceos, tu cabellera rizada con un par de hebillas. Una amplia sonrisa de nácar y destellos de plata de tus ‘braces’ coronan la escena. 
"Estaré ahí siempre, cuando aparezcan los primeros amores. Que nunca falte la confianza para la confidencia y el consejo, que nunca dejen nuestras manos de estar unidas, que nunca falten las caricias y el abrazo."

Lista para salir con tus amigas, las mismas que te vieron llorar de impotencia e incertidumbres en tu primer día de clases... a celebrar tu cumpleaños!

Así te recuerdo cuando sólo asentí con una sonrisa de aprobación y te dije: “Estas hermosa”... Pero para mis adentros, la sentencia era certera: “Ya eres toda una señorita”, no la niña que lleva meses diciendo “de doce para trece”, sino ahora toda una señorita de trece.

Y me pregunto: “Dónde dejaste aquella niña, de cortos bucles a la que una vez le dije: “Es necesario tener ojos tan hermosos...?” ... la tímida que buscaba refugio en nuestro regazo, la que no tenía orgullos al rechazo huraño del mayor, la que nunca aceptó ayuda en sus estudios, la que perdió la timidez entre pasos de baile, la del uniforme azul marino, blusa blanca y lazo rojo que terminó siendo líder de grupo... la que vino con todas las instrucciones de la vida! 



Trece años tenían aquellas niñas de hace siete lustros, con uniforme celeste y blanco, dientes en formación, espinillas en asomo, maquillaje de “Clearasil”, cortas faldas y piernas flacas que nos enamoraban... Esas que hoy son mis cuates de la vida... Tú las conoces. Las has visto, sabrás cómo han cambiado-. Así que no hace falta hablar de las crueldades del destino...

Eso se llama juventud convertida en experiencias. O sea, la vida misma.

Tienes por delante todo un libro de páginas en blanco para escribir tu vida. Hoy comienzas a vivir cientos de aventuras, que serán todas producto –no del destino- sino de tu esfuerzo con Dios por delante. Eres consecuencia de lo que piensas, de ese esfuerzo para lograr tu propósitos. Pero en lo que ese tiempo llega, a esa señorita de trece le dijo que tienes un tesoro en tu vida, en tu familia, en tus amigas, en los sueños que persigues... Cuídalo, porque tus padres han dejado su vida en ello. 

Es innevitable decirte esto sin pensar también decirlo a tus inseparables hermanas de la vida: a la dulce Ashley, la pecosa Jessica, la inquieta Adriana, la chispeante Natalia, la tímida Frida y, mas reciente, la Sue-Ling y la Paola – otras hijas más en nuestra casa.

Dios te bendiga hija mía! Gracias por ser y por estar. Perdona esa necesidad imperiosa de tenerte cerca, de agarrar tus pantorillas o tus dedos cuando nos tenemos cerca, de mirarte embelezado y de decirte cuanto te amo en la eternidad que hay en cada hora del dia, por las veces que comienzo un consejo diciendote: “el día en que ya no esté más contigo....” y me dices”: “Ay, pá, no me digas así...” Y por nuestras ridiculeces de padres, por no conseguirte para este cumpledías a un Justin Timberlake y en su lugar hacerte la sorpresa con el cantante aquel que nunca habías visto, que casualmente coincidió con nosotros ese día y que al presentarse en la puerta y ver su pinta de rockero ochentoso me dijiste que parecía "un loco”.




Estaré ahí siempre, cuando aparezcan los primeros amores. Que nunca falte la confianza para la confidencia y el consejo, que nunca dejen nuestras manos de estar unidas, que nunca falten las caricias y el abrazo. Hoy con trece, algún día con 50, siempre serás mi niñita. 

Hace poco me cogiste de la mano, me acercaste con tu brazo y le dijiste: "Papi, tú eres mio". Gracias por esos momentos.
 
Y gracias Señor, por tener en ti, hija nuestra, una bendición. Feliz cumpleaños mi amor!


© Derechos Reservados Carlos Rubén Rosario 2010

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