viernes, 8 de abril de 2011

!ESPACIO VITAL... HIJOS MIOS!

“Que a qué huele la casa”, me preguntan con su cara de lechuga.
“A limpieza. ¿A qué va a ser? ¿Quieren que se los explique? Porque parece que no saben lo que es eso…”
 “¿Qué le hiciste a mi cuarto? ¡¡¡Ahora no voy a saber dónde están mis cosas!!!”

***

Si los tuyos son adolescentes o ya pasaron la curva sabes de lo que hablo… No te has preguntado: ¿En qué momento comenzaron nuestros hijos a invadir los espacios vitales en la casa, a hacer que sacrificáramos por ellos nuestros gustos, a tomar decisiones por nosotros, en la casa, en el carro, en el fast food...? Y no me digas que con ustedes no es así.

En casa supongo que todo empezó la noche en que el grande cuando bebé se metió a nuestra cama, entre nosotros dos, porque no tenía sueño…. ¿O era porque Barney le salía del closet con los nenes que cantaban? Ya ni me acuerdo...

El punto es que la tradición la siguieron los otros dos hasta que la acabó la chiquita, que tiene mal dormir, desvela a uno con su rechinar de dientes y siempre terminábamos dejándola sola en nuestra cama. Terminábamos en la suya como sardinas en lata, porque es de una plaza y al ser en forma de casita de muñecas, sieeeempre chocábamos con el techo al despertarnos.

¿No te ha pasado que siempre que te dicen que traigas comida,  tienes que comerte sólo la ensalada porque arrasan, literalmente a - r r a - s a n, con la oferta familiar? Parecen trogloditas…

No me mires así. Ahora me vas a decir que eso no pasa en tu casa. Tú sabes lo que es que uno no pueda traer pizza de vegetales porque a todos les gusta la combinación de chorizo con peperonni y salchichas. ¿Saben desde cuándo no pruebo una pizza de vegetales o una hawaiana con piña, o la combinación con todo? ¿A dólar es que cuesta todavía el pedazo…? 

Y se los he dicho: cuando el león llega con el antílope despedazado a la manada, todos en la manada comen antílope. Los cachorros no están con eso de “quítame el pellejo, no me gusta o sácame los huesitos…" ni hay que llamarlos diez veces para que bajen a comer.

Esa es otra:  la vez que descubrimos  Aguirre, ese poblado apartado que es como una cápsula del tiempo, tan bello y como sacado de un sueño y justo en ese momento de contemplación, a la chiquita de casa le dio hambre y tuvimos que irnos enseguida porque no tiene otro menú que no sea “nuggets” y papas. ¡En dónde consigo un McDonald’s por todo aquello…!

***

De ahora en adelante se acabó el pan de piquito: Ustedes comen, nosotros proveemos. Se acabó eso de buscar gustos. 
¿Desde cuándo los hijos son los jefes de la casa y somos los padres los ciudadanos de segunda clase…? 
!Ustedes no saben cómo se siente abrir la lonchera en el trabajo y descubrir que alguien se comió la carne que me guardé en el ”tupperware” la noche anterior! 

Ah, y se acabó eso de que tenga que preguntar cuándo termina el maratón de Hanna Montana, o aguantarme la carrera de 24 horas de Gran Turismo…

Sí, porque para colmo me piden que elimine mis programas de la lista de la grabadora del cable porque no han visto los suyos y los míos toman espacio de la memoria.  Cuando era pequeño, a mi papá le gustaba ver Bonanza. ¿Y saben qué? Todos teníamos que ver Bonanza… y en blanco y negro, sin control remoto y en la sala.

Al carajo. Se acabó la “guachafita”. Los padres tenemos que tomar el control. Y literalmente el control. Se agarra  con la mano, se les apaga el televisor y se botan las baterías. A recoger el reguero que hace días tienen acumulado, las chancletas que llevan semanas en la escalera y  las mochilas de la escuela de la entrada de la casa.

Se me olvidan de tener  el sofá de cama. Muevan el culo y a echarse para el lado. ¿Qué si no quieren el picture in picture? Esperen el turno de su programa.

Y tú y yo a cerrar el cerrojo del cuarto. Ustedes, a lavarse la boca en el otro baño que para eso hay dos más. Se acabó eso de llevarme el cepillo y el cortauñas y dejar la toalla mojada sobre la otra seca. Y ya qye digo "toalla", chiquita, esa mala costumbre de salir con una toalla en el pelo y otra para el cuerpo se acaba hoy, que ya basta que tenga que gritar cada vez que me dejas sin toalla.

Y si no les gusta la música clásica o la viejera que ustedes dicen, tráiganse los audífonos y pónganselos.

Y que no se me olvide: si les coge tarde mañana para la escuela, pongan el despertador. No dependan de mí. Y recojan, que no me voy a doblar a recoger cosas del piso. Todo lo que vea tirado le pasaré la escoba por encima y va del recogedor al zafacón.

¿Que pa’ dónde vamos? A las clases de salsa y luego al karaoke. Hay pizzas en el freezer. ¿Quieren? ¡Descongélenlas! Y si no les gusta, llórenle a sus amigos y ¡quéjense con el sindicato! Y no nos llamen tanto para saber cómo estamos, que sabemos cuidarnos… que se creen que también son padres de uno.

“¡Resiste, querida. Ni un paso atrás, que esta batalla la ganamos… Hay que ser fuertes.”   

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